Impacto del Orgullo en nuestras Finanzas
Existen leyes y principios dados por Dios, que se cumplirán
sí o sí. Algunos tardan mucho tiempo para ser perceptibles, pero siempre sucede
de la manera que nuestro Creador ha determinado. Un principio se encuentra en
la frase de Jesús de Mateo 23:12[1]
“Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.”
No existe persona que pueda escapar a esta verdad, ni siquiera el más arrogante
millonario que no piensa en Dios y trata rudamente a las personas.
En el Salmo 73, Asaf se sentía desanimado porque observaba
que los orgullosos reciben bendiciones como si fueran humildes, hasta que meditando
entendió que si la retribución de ellos no viene en este mundo, será cuando su
alma tenga que partir a donde pasará la eternidad. En Salmos 73:17-20 Asaf
reflexionó “Hasta que entrando en el santuario de Dios, Comprendí el fin de
ellos. Ciertamente los has puesto en deslizaderos; En asolamientos los harás
caer. ¡Cómo han sido asolados de repente! Perecieron, se consumieron de
terrores. Como sueño del que despierta, Así, Señor, cuando despertares,
menospreciarás su apariencia.”
Por tanto, el orgullo lleva a una persona a la humillación,
lo cual para nuestras Finanzas significa dificultades para salir adelante o no
llegar a estar en una mejor situación financiera. Debemos ser humildes para
reconocer que todos hemos sido arrogantes, y que incluso muchos de nuestros errores
nos son ocultos, en otras palabras, no los podemos discernir. En Salmos 19:12 dice
“¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.”
Conocer cuáles son las actitudes arrogantes evidentes de una
persona no es difícil. Por supuesto hay ejemplos claros, que la mayoría hemos
observado en otras personas o incluso hemos tenido que corregir en nosotros
mismos:
·
Hablar sin amabilidad a las personas que sirven
en un restaurante, café, o al personal de limpieza
·
El clasismo, por ejemplo, cuando se forman
grupos específicos en una iglesia, trabajo u organización, donde no se le habla
a quienes no cumplen con ciertos “estándares” como dinero, familia, o bienes
materiales
·
Aprovecharse de un familiar o de personas que no
pueden evitarlo o defenderse por ellos mismos
Sin embargo, es mucho más difícil distinguir actitudes arrogantes
sutiles, las cuales se esconden o incluso nunca pensamos en ellas:
Creerme Autosuficiente (puntos extra si es en la adversidad)
Vivimos en un mundo donde la independencia es tenida en
alto, y el tener control de todas las situaciones es visto como éxito. Sin
embargo, Jesús dijo que solamente quienes se hacen como niños pueden entrar al Reino
de Dios[2].
Un niño no es autosuficiente, depende de alguien más para tener sus
necesidades, y se ve obligado a confiar.
La mayoría de las personas no busca a Dios si las cosas
salen bien. Existe una arrogancia aún mayor, la cual consiste en no buscar a
Dios aun cuando hay problemas, enfermedades u otras situaciones negativas en
nuestras vidas. Como se vio anteriormente, buscar a Dios consiste en orar
continuamente, leer y meditar en su Palabra a diario, y confiar en Él en todo
momento (entre otras formas de buscarle, pero estas se encuentran entre las
principales).
La norma general (lo que hace la mayoría de las personas) es
asentir a todo esto, pero no hacerlo. Si estamos o hemos vivido en esta situación,
cerremos los ojos un momento y digamos a Dios “¿Podrías hacer esto en mí? Porque
yo no puedo”. Exactamente esto es lo que Dios quiere, su Palabra dice en Jeremías
10:23-25 “Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del
hombre que camina es el ordenar sus pasos.” Confía en Él, y dile que no puedes,
pero quieres. Es todo lo que se necesita para que Él lo haga.
Buscar un Trabajo donde No Necesito Depender en Dios
Una forma de arrogancia muy escondida y sutil consiste en no
tomar desafíos en un área que Dios va a utilizar para mejorar nuestras finanzas,
a pesar de ser excelentes oportunidades y Dios abrió la puerta (un negocio o
emprendimiento, una posición más alta o con mayor responsabilidad, o invertir con
métodos seguros). Me dirás, ¿qué tiene esto que ver con la arrogancia? El
problema es si la razón por la cual se rechaza dicho desafío consiste en un
temor propio que se origina en que no se desea confiar en Dios. Se prefiere hacer con los recursos propios (mentales, laborales, estudios, etc.) lo que se está
seguro se va a lograr o hacer bien. Esta persona escoge no doblar rodillas ni entregarse
a Dios en confianza. Es un individuo que no cuenta con Dios, para las
situaciones en que simplemente necesitará de Él porque se escapan de sus
recursos normales.
Por supuesto, hay aparentes oportunidades que se deben
rechazar, porque no son sabias y nos llevarán a la perdición; por ejemplo,
estafas piramidales, un negocio demasiado riesgoso donde no es claro el
resultado esperado, invertir todos los ahorros en activos riesgosos como criptomonedas,
entre otros. Pero esto no cambia que cuando Dios abre una puerta y la bendición
es clara, nunca debemos cerrarla por nuestra arrogancia sutil de no querer
confiar en Dios, y depender de Él.
Comentarios
Publicar un comentario