Podría parecer ilógico que, si deseamos mejorar nuestras finanzas, Dios nos pida que demos a otras personas o que seamos generosos. Si lo vemos con ojos humanos, esto solo nos puede empobrecer. Sin embargo, nuestro Creador tiene pensamientos más altos que los nuestros, y actúa de maneras difíciles de comprender.
De acuerdo con su generosidad y el efecto que esto tiene en sus vidas, existen tres tipos de personas:
Quienes son generosos con otros
Dichos individuos experimentan los beneficios del desapego por lo material. La Biblia dice en Hechos 20:35 “Y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: “Más bienaventurado es dar que recibir.””. Se podría recibir bendiciones en la forma de dinero si Dios así lo desea. Pero más allá de esto, la persona desprendida recibe otros regalos tan buenos o mejores que las riquezas. Su corazón aprende a ser feliz en darse por otros, a no necesitar acumular dinero para experimentar la alegría. La generosidad que aprendió se manifiesta en una mejora del carácter, por lo cual puede disfrutar con su familia, sin ser esclavo del dinero. Es una persona que podría rechazar un mejor trabajo o negocio, con tal de pasar más tiempo con su familia. O podría no aceptar un negocio ilícito, porque desea preservar sus valores.Este individuo estará mejor capacitado para mantener unas finanzas personales sanas, porque no ama el dinero más que a Dios, así que es posible recibir bendiciones tales como un ascenso laboral, un negocio exitoso o una herencia. Porque el Padre celestial no le dará algo que le destruya, entonces espera a que tenga un corazón generoso para darle más. Aún si nada de esto ocurre, su carácter estará mejor moldeado para preservar lo que tiene y evitar conductas que dañan sus finanzas personales.
Quienes no son generosos con otros, y tampoco reciben
La Palabra de Dios dice en Eclesiastés 5:10 “El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto”. Tales personas tienen un corazón egoísta, sin ánimo para dar a otros a pesar de sus necesidades. Algunos ni siquiera hacen un uso legítimo del dinero, sino que lo utilizan en malas costumbres. Si estos sujetos recibieran más posesiones, seguramente terminarían por dañar o destruir su vida, por lo cual estarán mejor sin tener demasiado.Tristemente, una consecuencia negativa del egoísmo suele ser caer en vicios. En esencia, el egoísmo consiste en hacer con la vida propia lo que se desea, dando el primer lugar a sí mismo. Si su prioridad es satisfacerse, también dará una alta importancia a sus deseos, incluyendo las drogas, el alcohol, el juego y las malas prácticas sexuales. Lo anterior genera una correlación entre el egoísmo y el no lograr unas finanzas personales sanas.
Quienes no son generosos con otros, pero sí reciben
Esta categoría de individuos es la más peligrosa, pues el dinero tendrá el potencial de arruinar por completo su carácter y vida en general. Dichas personas escogieron el egoísmo (que suele venir acompañado de orgullo) y asimismo recibieron las posesiones que buscaban. Su orgullo y ego fueron alimentados, y los llevan a creerse cada vez mejores que los demás.Sus vidas estarán negativamente impactadas en casi todas las áreas, como la familiar, social, y especialmente su relación con Dios. Jesús dijo en Mateo 19:23 “De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos.” El problema es que amaron las riquezas tanto que tienen su confianza en ellas, por lo que no se pueden entregan a vivir para Dios.
[1] RVA 1960
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